San Bernardo 21.3

Y se despertó en la playa, rodeado de cigarrillos a medio terminar y botellas de ron vacias y dos Dr. Lemon. No recordaba nada más allá de despertarse con ese terrible dolor de cabeza.
Miró alrededor y el paisaje lo desconcertó: ¿Porqué había médanos y estaba tan cerca de un muelle? Recapacitó un poco más y se empezó a preocupar por algo más grave: ¿Quién era?
Se observó y notó su smoking coronado con una rosa toda rota y llena de arena.
Debía ser alguien con plata, pues el traje era italiano ya que no se había arrugado despues de dormir en la playa.
Empezó a caminar y llegó a la costanera. Se dirigió hacia el centro de lo que parecía un pequeño pueblito. Ya en el centro se dió cuenta de que estaba sólo. Recogió un diario del suelo y pudo leer la fecha y el nombre del lugar donde se encontraba: Era 22 de enero y estaba en San Bernardo. Era extraño, pues en esa fecha, siempre el centro estaba lleno de gente... pero no había nadie. Nadie en absoluto.
Se deseperó y empezó a correr. Despues del primer trote se dió cuenta que el cuerpo no le daba para más. Le resultó extraño, pues se imaginaba joven y atlético. Lleno de temor buscó gente, pero no encontró a nadie y eso lo desesperó aún más.
Cansado y llorando empezó a caminar, mirando las vidrieras, intactas, del centro.
Pero en una de ellas pudo ver alguien que lo miraba fijo, casi como tratando de reconocerlo. Él se sorprendió ante el hombre y parece que el hombre también se sorprendió de él. Quedaron largo rato observándose, midiéndose se podría decir; hasta que él dió el primer paso y su observador lo imitó. Se acercaron hasta el momento de tocarse las narices y ahí fué cuando se dió cuenta: el hombre era él. Sólo faltaba verse y saber quien era. Su rostro se le hacía familiar.
Pero en un sólo segundo su rostro de seguridad ante el peligro desapareció y su lugar
lo ocupó un rostro aterrado... ya sabía quien era... era... Neustad ¡¡¡¡AAIIIEEE!!!!