Muchos conocidos me dijeron que había estado mal lo que le había hecho a mi viejo en el post del gol que no fue en el clásico, pero en realidad quiero que sepan que no fue con la intención de lastimar sus sentimientos, de por sí, ya lastimados. Pero como todo, tiene una explicación.
En el clásico, había pensado tener la cámara siempre conmigo, porque algo iba a pasar. Como mi vieja es muy cabulera, se la llevó a la casa de mi tía, medio que se me vino a pique el proyecto.
Cuando empezó el partido, estuve siempre con el celular en la mano, y mi hermano, que lo tenía en diagonal, también, pero él le sacó fotos nomás.
En el momento del penal, lo empecé a grabar, cosa que nunca se enteró hasta más o menos una hora después del partido, que fue cuando se lo mostré.
El resultado fue lo que pasó. Un cruel resumen de lo que significa seguir o ver por tele a un equipo del cual prácticamente nunca se puede esperar nada, salvo cosas increíbles como esa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

0 comentarios:
Publicar un comentario